Dejé mi corazón cogiendo polvo y telarañas, cada mañana se despega menos de las sábanas. Amaba más en épocas lejanas, dije: nunca jamás pienso volver, debí decir: hasta mañana y ¿mi alma? a punto de saltar por la ventana, por la que antes se colaban hadas hasta que puse persiana. Nada, en este mar de lágrimas saladas no hay lugar para los dulces besos que me trae la fama. Anda, si cada vez que mientes palma un hada, venga da cuatro palmadas a las 12 campanadas hasta el alba... mejor no salgas descalza si perdiste tu zapato por perseguir la esperanza. Danza, al son de los tambores de mi corazón, latidos que se escapan de este cuerpo de hojalata. Baila, el valls de las miradas que se hablan entre ellas cuando no quedan palabras.
jueves, 2 de junio de 2011
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