martes, 31 de mayo de 2011

Terrorismo emocional

Son las 4:20 de la mañana. Después de haber dado mil quinientas vueltas en la cama por fin me he decidido a encender el portátil con el fin de que esta tremenda luz que desprende me dé un poquito de sueño (obviamente hará el efecto contrario y cada minuto me sentiré más y más espabilada). Mientras daba vueltas me venían a la mente recuerdos vividos, momentos pasados, personas que se han quedado en mi mente con mucho cariño. Y de repente, siento una mezcla de emociones, alegría y nostalgia a la vez. Alegría al pensar en todo lo que esas personas me han aportado. Tristeza al recordar que muchas de ellas ya no están conmigo, que nuestros caminos se han separado sin conocer bien el motivo. También hay cierto alivio al saber que muchas otras están fuera de mi vida y no regresarán, porque no me aportaron más que cosas negativas. No sé si es una virtud o un defecto, pero tengo una gran capacidad de pasar página y no guardar rencor, y a veces eso no es del todo bueno. Recordar lo malo, no dar segundas oportunidades... en muchos momentos de la vida es totalmente necesario. Perdonamos, olvidamos, damos una oportunidad y nos vuelven a fallar... Y todo eso nos enseñará, nos hará madurar, pero a la vez creará en nosotros tal desconfianza que dudaremos si son buenas personas o no, aquellas que irán apareciendo en nuestras vidas. Probablemente la mayor lección que he aprendido en la vida ha sido no esperar nada de nadie, porque sólo de ese modo podrán decepcionarnos y una de las cosas más dolorosas es la decepción. Seguiré confiando y probablemente seguiré dando segundas oportunidades, pero con los ojos bien abiertos.





Anhelo ser la niña ingenua que confiaba sin miedo en todo el mundo y creía en los cuentos de hadas.


*RouS*

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